Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas. (M. L. K.)

jueves, 5 de abril de 2012

"Es éticamente correcto esclavizar y asesinar a los animales porque no son humanos"


PROLEGÓMENO: para tratar el presente argumento partimos aceptando que los humanos pertenecen a la especie animalHomo sapiens, una especie que ha evolucionando de otras especies animales anteriores[1]. También partimos aceptando que el bien y el mal existen, es decir, que existe la Ética[2]. En esta entrada trataremos el tema de la discriminación moral en base al criterio de especie (especismo).



Algunos humanos afirman que debemos respetar a quien es humano porque es humano, y como los animales no-humanos no pertenecen a la especie humana (Homo sapiens) entonces es éticamente correcto esclavizarlos y asesinarlos para uso alimentario, textil, científico, etc. Esta postura es propia de la cosmovisión antropocentrista que gobierna el mundo.

Este argumento se encuentra de manera implícita en expresiones populares como "los animales han nacido para servir a los humanos", "los animales están para eso", etc.

Formulamos de forma más clara el argumento que utilizan dichas personas. Éste iría como sigue:

(A1) "Debemos respetar moralmente a los humanos porque son humanos".
(A2) "Los animales no-humanos no son humanos".
(A3) Como (A2) es verdadero entonces "Es éticamente correcto esclavizar y asesinar a los animales no-humanos".


RESPUESTA VEGANA:

Este argumento puede rebatirse de las siguiente manera:

(i) Utiliza la falacia de petición de principio. La petición de principio (del latín petitio principii) es una falacia que en Occidente fue acuñada por el filósofo griego Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C) en su obra Primeros analíticos. El nombre de esta falacia es la versión latina de una idea de Aristóteles: petere id quod demonstrandum in principio propositum est, que significa: afirmar aquello que se debe demostrar. La falacia ocurre cuando la proposición a ser probada se incluye implícita o explícitamente entre las premisas. Al emplear una premisa que es equivalente a la conclusión o dice exactamente lo mismo que ella, caemos vertiginosamente en el llamado círculo vicioso o prueba en círculo (circulus vitiosus, orbis in demostrando), donde ambas proposiciones se amparan, por ejemplo:

-Los hombres deben ganar más dinero que las mujeres.
-¿Por qué?
-Porque son hombres.

Hay dos tipos de argumentos del antropocentrismo que incurren en la falacia de petición de principio:
- Argumentos que se basan en criterios cuya posesión no puede ser comprobada (alma[3], espíritu[4], etc.) por lo que sostener su validez para establecer una diferenciación moral antropocéntrica resulta puramente arbitrario.

- Argumentos de tipo definicional, por basarse en el argumento circular que acabamos de mostrar.

En esta entrada vamos a centrarnos en los argumentos de tipo definicional, es decir, que se basan en un argumento circular. El antropocentrismo utiliza en el presente argumento el siguiente argumento circular:

-Sólo debemos respetar moralmente a los humanos.
-¿Por qué?
-Porque son humanos.

La estructura de dicho razonamiento es hueco y superficial, pues en él encaja cualquier discriminación que podamos imaginar (racismo, sexismo, etc.). Es un argumento cuya estructura lógica produce discriminaciones arbitrarias con la siguiente estructura:

-Sólo debemos respetar moralmente a los X.
-¿Por que?
-Porque son X.

Argumentar que "Es éticamente correcto discriminar moralmente a los animales porque no son humanos" es un razonamiento vacío de razones que utiliza el lenguaje como instrumento mediante el cual intentar justificar una discriminación moral de individuos elegidos de manera arbitraria.

Existe una variante que viene a decir tal que así: "Es éticamente correcto discriminar moralmente a los animales no-humanos porque no son racionales". Pero con "racional" no se refieren a ninguna característica empíricamente comprobable sino que se refieren a que, por definición, asumen que los humanos son animales racionales y que los animales no-humanos son irracionales, por lo cual sólo están añadiendo un sinónimo a la palabra "humano" (humano = animal racional) y otro sinónimo a "animal no-humano" (animal no-humano = animal irracional). Por lo tanto, sigue siendo un argumento hueco que no aporta razones:

-Sólo debemos respetar moralmente a quienes son racionales (racionales = humanos).
-¿Por que?
-Porque son racionales (racionales = humanos).

Existe una última variante que viene a decir tal que así: "Es éticamente correcto discriminar moralmente a los animales no-humanos porque no tienen ADN humano", pero resulta que todos los seres vivos tienen ADN. Animales con un cierto tipo de ADN son clasificados como perros, animales con otro cierto tipo de ADN son clasificados como cerdos, animales con otro cierto tipo de ADN son clasificados como humanos, etc. Por lo tanto, decir "humano" o "individuo con ADN humano" viene a ser lo mismo pues: individuo con ADN de humano = humano, individuo con ADN de cerdo = cerdo, individuo con ADN de perro = perro, etc. ¿Qué hay de moralmente especial en el ADN de un humano respecto al ADN de un animal no-humano?... nos encontramos frente a la misma falacia y el mismo argumento hueco que en los dos ejemplos anteriores:

-Sólo debemos respetar moralmente a los humanos.
-¿Por que?
-Porque tienen ADN humano (ADN humano = humano).

Un ejemplo con el que fácilmente podemos darnos cuenta de la existencia de la discriminación especista es imaginar que si unos extraterrestres no-humanos visitaran la Tierra con sus avanzadas naves y se presentaran ante nosotros sería irracional defender que los humanos debemos esclavizarles y asesinarles porque no son humanos.


(ii) Los especistas se pierden en las abstracciones (conjuntos) en lugar de tener en cuenta a los individuos empíricos. Los especistas dan mucho valor a abstracciones como la especie (conjunto) pero no se fijan en los individuos empíricos que las componen. Da igual el nombre que se le pone a un individuo (humano, mujer, perro, judio, etc.), lo importante son las características empíricas que dicho individuo posee.

Quien sostiene que los animales no-humanos no merecen la consideración moral y el respeto que les concede a otros humanos debe indicar primero cuál considera que es el "defecto" que justifica que los animales no-humanos sean tratados moralmente de modo diferenciado pues, como hemos visto en el punto (i), el sólo hecho de pertenecer a otro grupo no justifica un trato discriminatorio.

"podemos justificar el tratar a las gentes de modo diferente sólo si podemos mostrar que hay alguna diferencia fáctica entre ellas que sea pertinente para justificar la diferencia de trato." (...) "Éste es el propósito profundo de los estereotipos racistas, ofrecer las “diferencias pertinentes” necesarias para justificar la diferencia en el trato." James Rachels, Introducción a la Filosofía moral

(iii) Debemos respetar a los demás porque son sintientes. Como hemos visto en (i), argumentar que debemos respetar moralmente a los humanos porque son humanos es un razonamiento falaz. La razón por la que debemos considerar moralmente y respetar a los humanos es porque tienen capacidad para sentir[5], y por esa misma razón debemos respetar a los animales no-humanos. El razonamiento moral correcto es el siguiente:

-Debemos respetar moralmente a los humanos.
-¿Por qué?
-Porque poseen la capacidad de sentir (son sintientes).
-¿Por qué debemos respetar moralmente a quienes poseen la capacidad de sentir?
-Porque no quieren que se frustren sus intereses fundamentales.
-¿Por qué no debemos frustrar los intereses fundamentales de un humano?
-Por la misma razón por la que no debemos frustrar los tuyos.
-Es verdad, los intereses fundamentales no deben ser frustrados.


El uso de cualquier otro criterio que no sea la capacidad de sentir, por ejemplo, la capacidad de razonamiento, deja fuera de la moralidad a los individuos que forman parte de un cierto subconjunto de humanos (bebés, disminuídos psíquicos profundos, humanos con enfermedades degenerativas del cerebro, etc.)[6]


(iv) El especismo es una discriminación moral arbitraria.

Argumentar que podemos discriminar moralmente a los animales no-humanos porque no son de nuestra especie (especismo) tiene una estructura lógica similar a decir que podemos discriminar moralmente a las mujeres porque no son hombres (sexismo), o que podemos discriminar moralmente a los humanos de piel negra porque no son blancos (racismo), o que podemos discriminar moralmente a los albinos porque no tienen una piel "normal", etc., o llevado al extremo, que puedo discriminar a los demás porque no son yo. Todas ellas son discriminaciones morales arbitrarias, es decir, actitudes no gobernadas por la razón ni por la compasión sino basadas en el apetito y el capricho, y en simpatías arbitrarias que afectan la vida de alguien que quiere vivir su vida sin ser dañado, lo cual es lo más importante a la hora de plantearse el respeto moral hacia alguien.

¿Cuántas veces hemos visto cómo se discriminan a otras personas de nuestra especie sólo por el hecho de ser etiquetados como diferentes?... ¿cuántas veces en la historia se ha exterminado a un determinado grupo de personas sólo por ser diferentes?... Debemos preguntarnos qué es lo realmente importante que compartimos todos; los sensocentristas afirmamos que es la sintiencia[7], por eso vivimos de manera vegana.

El especismo o especieísmo es un término acuñado en 1970 por el psicólogo Richard D. Ryder[8] quien lo aplicó para describir la existencia de una discriminación basada en la diferencia de especie animal, en analogía con el racismo o el sexismo entre los humanos está basado en diferencias físicas moralmente irrelevantes. La discriminación especista presupone que los intereses de un individuo son de menor importancia por el hecho de pertenecer a una especie animal determinada. Esta discriminación es una actitud bastante arraigada en todas las culturas excepto en la cultura jainista. La representación más común del especismo es el antropocentrismo moral, es decir, la infravaloración de los intereses de quienes no pertenecen a nuestra especie animal homo sapiens.

El especismo ha sido reconocido, por ejemplo, por científicos de la talla de Richard Dawkins: "Todos convivimos con el especismo como si fuera lo más normal, así como antes todos convivíamos con la esclavitud" y por Steven Pinker:

"Quien se oponga a los derechos de los animales y sostenga que el hecho de ser persona se basa en ser miembro de la especie Homo Sapiens no es más que un fanático de la especie, no más sensato que los fanáticos de la raza que otorgan mayor valor a la vida de los blancos que a la de los negros. Después de todo, los demás mamíferos luchan por seguir vivos, experimentan el placer y sufren el dolor, el miedo y el estrés cuando su bienestar peligra. Los grandes simios también comparten nuestros placeres más elevados de la curiosidad y el amor a los parientes, y nuestros dolores más profundos, el aburrimiento, la soledad y la pena. ¿Por qué se iban a respetar esos intereses en nuestra especie y no en las demás?" Steven Pinker. La Tabla Rasa. pag.335
http://vimeo.com/22734929 

El especismo se apoya en el hecho de que nuestra especie animal homo sapiens es, en conjunto, la más poderosa en cuanto a la capacidad de dominar a todos los individuos de las demás especies animales existentes sobre la faz de la Tierra (la ley natural del más fuerte).

En el supuesto caso de que existieran individuos de una especie (o cualquier otra característica arbitraria: raza, nacionalidad, planeta, etc.) que fueran mucho más poderosos e inteligentes que los individuos de la nuestra no nos parecería justo que frustrasen nuestros intereses fundamentales. En ese caso no diríamos: "es justo y ético que ustedes utilicen nuestras vidas porque no pertenecemos a su especie", todo lo contrario; aunque inútilmente, nos defenderíamos de nuestros agresores, intentaríamos huir o el miedo nos inmovilizaría en un estado de shock como ocurre con los animales que son maltratados. Tom Regan lo explica así en su artículo "Ganancias mal adquiridas"[9]:

"Una diferencia evidente es que chimpancés y humanos pertenecen a especies distintas. Es una diferencia, no cabe duda. Pero ¿es una diferencia moralmente pertinente? Supongamos, a modo de argumentación, que una diferencia en la pertenencia a una especie es una diferencia que afecta a nuestro juicio moral. Si es así, y si A y B pertenecen a dos especies distintas, es perfectamente posible que matar a A, o dañarle de cualquier modo, esté mal, mientras que no lo está hacer las mismas cosas a B.

Vamos a someter a pruebas esta idea imaginando que el personaje de E.T., de Steven Spielberg, y algunos de sus amigos se presentan en la Tierra. Podemos decir lo que queramos sobre ellos, pero no podemos decir que sean miembros de la especie Homo Sapiens. Ahora bien, si una diferencia de especie fuese una diferencia moralmente pertinente (que afecta a nuestro juicio moral), estaríamos dispuestos a admitir que no es moralmente reprobable matar a E.T. ni a otros miembros de su especie biológica, ni causarles daño –por ejemplo practicando con ellos la caza deportiva-, mientras que sí lo es hacer lo mismo con miembros de nuestra especie, por el hecho de serlo. Pero no se permite la duplicidad de valores. Si el hecho de que ellos pertenezcan a otra especie hace que sea correcto que les matemos o les inflijamos daño, el hecho de que nosotros pertenezcamos a una especie distinta de la suya haría que dejase de estar mal que ellos nos mataran o nos dañaran. Lo siento amigo –dirían los compatriotas de E.T. antes de apuntarnos o de provocar nuestra crisis cardiaca-, pero es que no perteneces a la especie correcta." Por lo que a nosotros respecta, no podemos quejarnos ni poner ninguna objeción moral si la pertenencia a la especie, además de ser una diferencia biológica, tiene una decisiva importancia moral. Antes de que asintamos a esta idea, deberíamos considerar, en consecuencia, si, en caso de que nos viéramos ante otra poderosa especie de extraterrestres, consideraríamos razonable tratar de moverles mediante la fuerza de la argumentación moral y la persuasión. De ser así, rechazaremos la opinión de que las diferencias de especie, al igual que otras diferencias biológicas (v. Gr. La de raza o de sexo), constituyen una diferencia moralmente pertinente, del tipo de la que buscábamos aquí. Pero tendremos también que recordar que no se permite la doble moral: aun cuando los chimpancés y los humanos difieren efectivamente en cuanto a la especie a la que unos y otros pertenecen, esa diferencia no es por sí misma moralmente pertinente." Tom Regan, "Ganancias mal adquiridas"

Argumentar que podemos explotar a alguien porque no pertenece a nuestra especie es claramente un argumento oportunista e injusto para legitimar el poder del fuerte sobre el débil basándose en nombrar a la víctima con un nombre que le diferencie del agresor. Por lo tanto, aquellos humanos que esclavizan, maltratan y asesinan a animales no-humanos lo hacen porque pueden, porque quieren y porque la ley les permite cometer dichos abusos, pero el poder no dá el derecho.

El especismo es un lavado de cerebro similar al del racismo: http://www.youtube.com/watch?v=Z341bBS7oj0

http://vimeo.com/22731457 Experimento sobre discriminación moral: Una clase dividida (Link)
Muestra un proceso educativo similar al que se les sometió a los especistas.
De ahí el uso despectivo que popularmente se le da a la palabra "animal",
que no es otra cosa que despreciarnos a nosotros mismos.
CONCLUSIÓN: en esta respuesta queda demostrado que el especismo es una discriminación moral arbitraria. En el siguiente argumento pasaremos a analizar si existe alguna característica moralmente relevante que diferencie a todos los humanos de los animales no-humanos[6].
Aud <3

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